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miércoles, 4 de septiembre de 2013
lunes, 2 de septiembre de 2013
El anatema de la privatización en El Salvador
Es curioso que en El Salvador, el
partido que se reconoce como uno que ha “anatematizado” (condenado) la
privatización de diferentes servicios públicos, esté ahora abogando por los
asocios público-privados.
A través de la historia, los
partidos socialistas o pro-socialistas, han condenado todo lo que huela a la
intervención privada en los servicios públicos. Baste recordar cómo Fidel
Castro tiene sumida en la miseria al pueblo cubano desde hace más de cincuenta
año, a través de muchos engaños y mentiras. La mentira es un recurso regular de
las dictaduras que defienden un enfoque materialista de la vida. Chávez mintió
por mucho tiempo al pueblo venezolano, tanto que al ocaso de su vida, el
sufrido pueblo se quedó hasta sin papel higiénico, no digamos también que hasta
se quedó sin vino para consagrar en las iglesias. Chávez ha perseguido a los
diferentes medios de comunicación, hasta su cierre definitivo. Correas también
lo hace en Ecuador. Kirchner también lo hace en Argentina, donde expropió una
petrolera en manos europeas.
A parte de las medidas
socialistas que ha tomado este tipo de gobierno del grupo Alba, resulta claro
que no tienen reparos en que sus dirigentes vivan como buenos burgueses capitalistas,
tal y como siempre lo hicieron los líderes de los países comunistas detrás de
la entonces cortina de hierro, antes de 1989.
Todos los Papas desde 1891 con
León XIII, han recomendado al Estado dejar que los gremios de ciudadanos hagan
todo lo que puedan hacer sin la intervención estatal, a través del principio de
subsidiariedad. También recomiendan que el Estado y los gremios de ciudadanos se
preocupen por los pobres y desvalidos a través del principio de solidaridad.
No es cierto que el estado cuando
se adueña de un servicio que pueden ejecutar los particulares, o sociedades
intermedias entre el mismo Estado y el individuo o la familia, lo haga en
beneficio del bien de todos. Muchas veces esa intervención estatal es el inicio
de condenar a la miseria a la población más vulnerable. Pensemos en la ley del
agua. ¿Cómo será posible que la tubería de agua potable llegue hasta el último
rincón de El Salvador si el mismo Estado salvadoreño no goza de los recursos
adecuados para invertir en esta infraestructura? Mientras el Estado no permita
a los particulares que se preocupen por llevar el agua hasta el último rincón,
este sueño no se hará realidad. El principio de solidaridad hará que gocen de
este servicio los más pobres entre la población salvadoreña. Pero nunca el
Estado será buen administrador de todos los bienes de la nación.
Por lo tanto, tengamos cuidado
con las mentiras que digan personas pro-socialistas y, también, vigilemos a los
que con pretexto de la libertad, nos quieran llevar a una dictadura
materialista.
Frank Morán.
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